Sin intención, con un desliz del dedo, Gloria, recostada sobre su cama, bloqueó a Tadeo. Tadeo, a quien nunca en su vida nadie había bloqueado porque era alto, guapo, inteligente y rico, se sintió por primera vez humillado. Un estremecimiento de placer le recorrió el cuerpo mientras trampeaba el bloqueo y le escribió a Gloria: «Me gusta». Gloria, con su dedo cruel, volvió a bloquearlo y Tadeo a desbloquearse para que ella lo pudiera bloquear aún más. Así se hizo crónico hasta que un día Tadeo bloqueó a Gloria. Gloria, a quien nunca en su vida nadie había bloqueado porque era alta, guapa, inteligente y rica, se sintió por primera vez humillada. Le escribió a Tadeo: «Me gusta». Y esa misma noche ganaron la apuesta de uno contra cien a que salvarían su matrimonio.