El mar
fue lo último
antes
de que la puerta se cerrara.
El silencio
y la oscuridad
y la sensación confusa
generada por la idea
de que solo se podía sobrevivir
entregando la vida a cambio,
enfermándola, sumergiéndola en el hambre,
lanzándola
como granada de mano,
a cualquier otra vida que se acercara.
Y ahora,
en el silencio y la oscuridad,
formamos parte del único ejército.
Militantes de un sueño olvidado
estremecidos por la canción más triste.
El agua corre y debe seguir corriendo.
En esa memoria está mi esperanza.